26 marzo 2009

Visita por Italia (II)

En la cuna de Stradivarius

CUENTAN que Antonio Stradivarius, el hijo más ilustre de la ciudad de Cremona, halló un árbol dentro de un río y que la madera de su tronco debía de tener propiedades mágicas, pues le sirvió para crear, entre los años 1700 y 1725, algo más de un millar de violines que poseían una sonoridad irrepetible y de los que tan sólo se conserva la mitad.

Es la poética teoría que esgrimen los historiadores más fantasiosos para explicar el misterio de los instrumentos de cuerda que salieron del taller de Stradivarius, uno de los lutiers más ilustres de la historia. Hay casi tantas hipótesis sobre su origen como estudiosos de la materia y así, otras elucubraciones atribuyen la singularidad de su música a un barniz que Stradivarius utilizaba y cuya fórmula se perdió tras su muerte, y otras conjeturas apuntan a que la clave fue el tiempo que utilizó para secar las maderas de abeto y arce con la que fueron construidos. Sea como fuere, lo único cierto es que hoy en día el precio de uno de los instrumentos acuñados por el maestro italiano, que también alumbró violas y violonchelos, puede alcanzar un precio cercano al millón y medio de euros.

La gira italiana de la OSE recaló el pasado 7 de marzo en el sitio que vio nacer al genial artesano. Situada en la región de Lombardía, junto al río Po, Cremona es una ciudad comercial de unos 70.000 habitantes dominada por su espectacular catedral románica, construida entre 1107 y 1490 con añadidos góticos y renacentistas. Al lado del templo se alza un enorme campanario de 112 metros de altura, el más grande de Italia.

Entre los múltiples atractivos de un municipio atestado de atractivos establecimientos consagrados al arte de la lutería, destaca el Museo Stradivarius de la localidad, visitado por varios músicos de la orquesta vasca. Algunos también se interesaron por la denominada Sala de los Violines, un lugar donde descansan varios instrumentos antiguos de incalculable valor: todos los días, de 8.30 a 9.00 de la mañana, un músico los toca para evitar su deterioro y que se conserven en las más óptimas condiciones.

teatro comunale a. ponchielli
Un auditorio con solera

Al margen de la ubicua huella que la obra de Stradivarius ha dejado en Cremona, sus calles esconden una joya única, el Teatro Comunale A. Ponchielli, el escenario con más solera que pisó la OSE durante su gira italiana. El interior del edificio, con sus palcos repartidos en cinco plantas y sus cortinones rojos, parece sacado de una película de época. No en vano, el auditorio, que tiene capacidad para 1250 espectadores, se inauguró en 1808, aunque su historia se inició medio siglo atrás cuando un grupo de nobles decidieron levantar un teatro en la ciudad. Dos incendios provocaron que el inmueble se enfrentara a importantes obras de remodelación, la última de ellas acometida en 1989 y que sirvió para dotarlo de un equipamiento moderno que, a pesar de todo, no restan un ápice de clasicismo al lugar.

"La orquesta ha estado muy conectada y los músicos se han dejado contagiar por mi energía"

Derrocha un carisma arrollador dentro y fuera del escenario, y en su primera gira internacional al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), Andrés Orozco-Estrada se ganó el reconocimiento de sus músicos y del público de Monza, Milán y Cremona

El maestro colombiano atendió exhausto a los cuatro periodistas que acompañaron a la OSE en su viaje por Italia. Dirigir la Primera de Brahms como él la dirige, de modo contundente, rápido y enérgico, le dejó extenuado, aunque no por ello perdió su habitual sonrisa. Tras el concierto del sábado 7 de marzo en el Teatro Comunale A. Ponchieli, un impresionante auditorio inaugurado en 1808, llegó el momento de valorar la gira que culminó un día después con el tercer y último concierto en Milán. A su término, varios músicos de la orquesta le visitaron en su camerino para mostrarle su agradecimiento.

¿Qué balance hace de su primera gira internacional?

Ha sido una experiencia muy positiva. El primer concierto, el que dimos en Monza, fue un poco difícil porque el auditorio no tenía las condiciones más óptimas, pero hay que estar preparado para afrontar todo tipo de situaciones. A pesar de todo, la orquesta sonó muy bien y Monza fue una especie de aperitivo de nuestra gira en Italia.

En los dos primeros conciertos de Milán el resultado fue mucho mejor.

La orquesta ha estado muy conectada y eso se notó. En todo momento los músicos han estado atentos a mis indicaciones y se han dejado contagiar por mi energía.

¿Y qué puede decir de la actuación en el bello teatro de Cremona?

Que la acústica era diferente a la de Milán, más seca, y eso hace que se toque de distinto modo. Pero me gusta porque es más transparente y la gente puede apreciar de modo más certero todos los detalles. El público, además, fue muy cálido.

¿Cree que el repertorio elegido fue acertado?

Por supuesto, y me gustó mucho saber que la obra moderna del compositor alavés Antonio Lauzurika, Cuaderno de viaje, fue muy bien recibida por el público. Yo tenía claro que teníamos que incluir a un autor vasco contemporáneo en el programa. Si no hubiera sido Lauzurika habría sido otro, porque me gusta hacer cosas nuevas y diferentes sin que ello suponga caer en la excentricidad. Pero Cuaderno de viaje nos encanta. Después de su estreno en el País Vasco la orquesta tenía necesidad de tocarla otra vez. Ya en el primer ensayo nos dimos cuenta de que nos estaba haciendo falta un poco de Lauzurika....

También disfrutó con la solista surcoreana Yura Lee, la solista del 'Concierto para violín' de Sibelius.

Sí, me pareció muy profesional. Sabe crear un sonido precioso y acomodarse a las distintas salas, generando una muy buena relación con la orquesta y conmigo.

Se le vio enérgico y comunicativo con la 'Sinfonía nº 1' de Brahms.

Estoy muy familiarizado con esa obra y lo cierto es que la disfruto muchísimo. La elegimos porque pensé que podía brindar a la orquesta algo muy interesante. La hemos tocado en diversas ocasiones y por eso creo que sabemos sacarle provecho sin que se vuelva monótona, pesada o rutinaria, un peligro en el que es fácil caer.

De las dos propinas que habían preparado para la gira italiana sólo interpretaron 'La Amorosa' de Guridi.

Sí, nos habría gustado tocar El Malambo de Ginastera pero al final sólo hicimos La Amorosa , que habla por sí sola. Es una pieza única, maravillosa, preciosa y celestial. ¡Estoy enamorado de La Amorosa !

Lleva ya unos meses al frente de la dirección artística de la orquesta. ¿Las cosas están saliendo como usted esperaba?

Estamos en una fase amorosa y aún seguimos conociéndonos. La mejor forma de conocer a una orquesta es a través de la música, haciendo conciertos. Ese momento es vital porque es cuando se produce la comunicación y cuando pueden ocurrir cosas ante las que hay que reaccionar. La orquesta está siempre alerta, concentrada, dando todo lo que tiene, pero siento que aún hay muchísimos aspectos por mejorar para que nuestra música sea más especial aún. Podemos hacerlo porque existe el talento, las ganas y la decisión, y los músicos de la OSE son auténticos profesionales. Ya vendrá, para mí es un placer saber que aún tenemos un montón de cosas por conseguir. No sé cuándo llegará el momento, pero al paso que vamos no creo que tarde demasiado.

Si tuviera que elegir el destino de la próxima gira de la OSE, ¿cuál sería?

Hay cantidad de sitios en los que me gustaría dirigir a la orquesta: Berlín, Londres, Estados Unidos... Personalmente, además, me gustaría poder hacer una gira por Colombia, para que mis amigos y familiares puedan disfrutar del trabajo de la OSE.

"El matrimonio entre la OSE y Andrés Orozco-Estrada es fantástico"

El director general de la OSE, Iñigo Alberdi, celebró que la gira por Monza, Milán y Cremona sirviera para que la orquesta esté "presente en el circuito italiano". El balance es, a su juicio, muy positivo, aunque reconoce que la experiencia fue dura, "con un ritmo de trabajo muy exigente". La ubicación del hotel que a primeros de marzo sirvió de cuartel general a la formación vasca no fue la mejor, debido, según sus responsables, a que esos días se celebraba la Semana de la Moda de Milán y a que conseguir alojamiento era más difícil y caro. Como consecuencia de ello, los músicos tuvieron que hacer demasiados kilómetros en autobús todos los días, lo cual les impidió llegar a los conciertos suficientemente descansados.

Sin embargo, nada de eso mermó la capacidad musical de una orquesta que derrochó talento en los escenarios italianos donde ofreció un total de cinco conciertos. En todos ellos el aplauso del público fue la nota dominante.

Preguntado por los destinos de futuras giras, Alberdi responde que "el matrimonio entre la orquesta y su nuevo titular, Andrés Orozco-Estrada, es fantástico", por lo que "el objetivo en esta etapa apasionante con el nuevo maestro es profundizar en esa relación".

Intercambio Alberdi también valora positivamnete la política de intercambios de la OSE, cuya próxima cita tendrá lugar en abril, cuando la Orquesta Sinfónica de Milán devuelva la visita a Euskadi.

1 comentario:

Fer dijo...

Bonitas fotos, Juanillo. Afila tu cámara que tienes que sacar cada surco de la cara de Alice Cooper.