30 marzo 2009

Concierto de Keren Ann en el Kursaal


Delicadas 'chanson(g)s'

Fecha y lugar. Sala de Cámara del Kursaal. 28/03/09. Intérpretes. Keren Ann Zeidel (voz, guitarra, armónica), Avishai Cohen (trompeta, flauta, coros), Shlomi Shaban (piano, coros). Incidencias. Algo más de medio aforo completo.

sorprende, a priori, que una propuesta tan bella (y asequible) como la de Keren Ann no fuera capaz de atraer a un mayor número de público. La joven -holandesa afincada en Francia pero nacida en Israel- estuvo lejos de llenar el escenario chico del Kursaal, pero el suertudo grupo de espectadores que disfrutaron su concierto del sábado lo hicieron con la impresión de asistir a una cita muy especial.

Embarcada en su primera gira española, Ann no es muy conocida por estos lares a pesar de llevar un tiempo más que estimable en el oficio. Con su nombre ha firmado desde el año 2000 un total de cinco discos, y de todos ellos rescató algún tema en la Sala de Cámara. Comenzó con The harder Ships of the World , incluido en su quinto y último álbum, de título homónimo: Keren Ann (2007). Desde el minuto cero demostró atesorar una gran sensibilidad en la interpretación de varias tonadas ejecutadas con extrema delicadeza con la compañía del trompetista Avishai Cohen y el pianista Shlomi Shaban.

Del disco bilingüe, Nolita (2004), extrajo las melancólicas Chelsea Burns y Qu'nai je, la primera tocada con armónica y la segunda presidida por una evocadora trompeta asordinada. De Not Going Anywhere (2003) eligió la preciosa canción que da título al LP además de End of May, en la que Cohen sopló suavemente la flauta travesera, y Sailor & Widow, que Keren aprovechó para cambiar la guitarra acústica por la eléctrica.

El concierto ganó en intensidad con el reciente It Ain´t No Crime, un tema marchoso adornado con juguetonas distorsiones que permitieron desmelenarse al hombre de las teclas. La artista sólo regresó a su último disco al final del bolo, cuando antes de los bises interpretó Where No endings End, Lay Your Head Down e In Your Back. De otros trabajos también repescó By The Cathedral y L'Onde Amere, la prueba palmaria que explica por qué Keren Ann es una de las voces más destacadas de la nueva chanson. Ahora bien, no sería justo etiquetarla sólo como cantante afrancesada, porque se bandea magníficamente en otros estilos relacionados con el folk de los songwriters anglosajones, sin olvidar algunos elegantes trazos de jazz, blues y hasta bossa nova.

Cerró el concierto con Le Chien d'Avant Garde y con una propina no prevista, La Disparition, ambas sacadas del álbum del mismo nombre lanzado en 2002. Puso la guinda con Jardin D'Hivern, la única y aplaudida canción que interpretó de su debut, La biographie de Luka Phillipsen (2000). Y tanto aplaudió el encandilado público que Keren Ann tuvo que salir una última vez para despedirse con un tema cantado a cappella.

29 marzo 2009

Concierto de Spectrum en Gazteszena


Sonic Boom, borracho de 'noise' y 'ambient'

Escrita en una hoja promocional suena muy quedona esa etiqueta de "ruido hipnótico", pero de la hipnosis al letargo puede haber un paso muy corto, y en ese alambre anduvo haciendo equilibrios Peter Kember, más conocido como Sonic Boom, el cantante y guitarrista del célebre grupo Spacemen 3 que el jueves visitó Donostia al frente del combo Spectrum. Lo hizo en formato trío, quizá por las razones que apunta en su web Love of 74, cuyas impresiones acerca del bolo, por cierto, son suscritas por un servidor.

Es posible que la ausencia de guitarrista lastrara la propuesta final y le restara fuerza, ¿pero no pudo haber hecho algo la hierática sección rítmica para animar el cotarro? ¿Estaban disecados el batería y el bajista? ¿Por qué Sonic Boom prefirió enfrascarse en una música excesivamente ambiental en lugar de rienda suelta a su potente repertorio? ¿No es una pena que algunos espectadores sólo consiguiéramos despertar cuando el jefe se colgó la eléctrica e hizo ruido de verdad, ruido sin adjetivos?


26 marzo 2009

Visita por Italia (II)

En la cuna de Stradivarius

CUENTAN que Antonio Stradivarius, el hijo más ilustre de la ciudad de Cremona, halló un árbol dentro de un río y que la madera de su tronco debía de tener propiedades mágicas, pues le sirvió para crear, entre los años 1700 y 1725, algo más de un millar de violines que poseían una sonoridad irrepetible y de los que tan sólo se conserva la mitad.

Es la poética teoría que esgrimen los historiadores más fantasiosos para explicar el misterio de los instrumentos de cuerda que salieron del taller de Stradivarius, uno de los lutiers más ilustres de la historia. Hay casi tantas hipótesis sobre su origen como estudiosos de la materia y así, otras elucubraciones atribuyen la singularidad de su música a un barniz que Stradivarius utilizaba y cuya fórmula se perdió tras su muerte, y otras conjeturas apuntan a que la clave fue el tiempo que utilizó para secar las maderas de abeto y arce con la que fueron construidos. Sea como fuere, lo único cierto es que hoy en día el precio de uno de los instrumentos acuñados por el maestro italiano, que también alumbró violas y violonchelos, puede alcanzar un precio cercano al millón y medio de euros.

La gira italiana de la OSE recaló el pasado 7 de marzo en el sitio que vio nacer al genial artesano. Situada en la región de Lombardía, junto al río Po, Cremona es una ciudad comercial de unos 70.000 habitantes dominada por su espectacular catedral románica, construida entre 1107 y 1490 con añadidos góticos y renacentistas. Al lado del templo se alza un enorme campanario de 112 metros de altura, el más grande de Italia.

Entre los múltiples atractivos de un municipio atestado de atractivos establecimientos consagrados al arte de la lutería, destaca el Museo Stradivarius de la localidad, visitado por varios músicos de la orquesta vasca. Algunos también se interesaron por la denominada Sala de los Violines, un lugar donde descansan varios instrumentos antiguos de incalculable valor: todos los días, de 8.30 a 9.00 de la mañana, un músico los toca para evitar su deterioro y que se conserven en las más óptimas condiciones.

teatro comunale a. ponchielli
Un auditorio con solera

Al margen de la ubicua huella que la obra de Stradivarius ha dejado en Cremona, sus calles esconden una joya única, el Teatro Comunale A. Ponchielli, el escenario con más solera que pisó la OSE durante su gira italiana. El interior del edificio, con sus palcos repartidos en cinco plantas y sus cortinones rojos, parece sacado de una película de época. No en vano, el auditorio, que tiene capacidad para 1250 espectadores, se inauguró en 1808, aunque su historia se inició medio siglo atrás cuando un grupo de nobles decidieron levantar un teatro en la ciudad. Dos incendios provocaron que el inmueble se enfrentara a importantes obras de remodelación, la última de ellas acometida en 1989 y que sirvió para dotarlo de un equipamiento moderno que, a pesar de todo, no restan un ápice de clasicismo al lugar.

"La orquesta ha estado muy conectada y los músicos se han dejado contagiar por mi energía"

Derrocha un carisma arrollador dentro y fuera del escenario, y en su primera gira internacional al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), Andrés Orozco-Estrada se ganó el reconocimiento de sus músicos y del público de Monza, Milán y Cremona

El maestro colombiano atendió exhausto a los cuatro periodistas que acompañaron a la OSE en su viaje por Italia. Dirigir la Primera de Brahms como él la dirige, de modo contundente, rápido y enérgico, le dejó extenuado, aunque no por ello perdió su habitual sonrisa. Tras el concierto del sábado 7 de marzo en el Teatro Comunale A. Ponchieli, un impresionante auditorio inaugurado en 1808, llegó el momento de valorar la gira que culminó un día después con el tercer y último concierto en Milán. A su término, varios músicos de la orquesta le visitaron en su camerino para mostrarle su agradecimiento.

¿Qué balance hace de su primera gira internacional?

Ha sido una experiencia muy positiva. El primer concierto, el que dimos en Monza, fue un poco difícil porque el auditorio no tenía las condiciones más óptimas, pero hay que estar preparado para afrontar todo tipo de situaciones. A pesar de todo, la orquesta sonó muy bien y Monza fue una especie de aperitivo de nuestra gira en Italia.

En los dos primeros conciertos de Milán el resultado fue mucho mejor.

La orquesta ha estado muy conectada y eso se notó. En todo momento los músicos han estado atentos a mis indicaciones y se han dejado contagiar por mi energía.

¿Y qué puede decir de la actuación en el bello teatro de Cremona?

Que la acústica era diferente a la de Milán, más seca, y eso hace que se toque de distinto modo. Pero me gusta porque es más transparente y la gente puede apreciar de modo más certero todos los detalles. El público, además, fue muy cálido.

¿Cree que el repertorio elegido fue acertado?

Por supuesto, y me gustó mucho saber que la obra moderna del compositor alavés Antonio Lauzurika, Cuaderno de viaje, fue muy bien recibida por el público. Yo tenía claro que teníamos que incluir a un autor vasco contemporáneo en el programa. Si no hubiera sido Lauzurika habría sido otro, porque me gusta hacer cosas nuevas y diferentes sin que ello suponga caer en la excentricidad. Pero Cuaderno de viaje nos encanta. Después de su estreno en el País Vasco la orquesta tenía necesidad de tocarla otra vez. Ya en el primer ensayo nos dimos cuenta de que nos estaba haciendo falta un poco de Lauzurika....

También disfrutó con la solista surcoreana Yura Lee, la solista del 'Concierto para violín' de Sibelius.

Sí, me pareció muy profesional. Sabe crear un sonido precioso y acomodarse a las distintas salas, generando una muy buena relación con la orquesta y conmigo.

Se le vio enérgico y comunicativo con la 'Sinfonía nº 1' de Brahms.

Estoy muy familiarizado con esa obra y lo cierto es que la disfruto muchísimo. La elegimos porque pensé que podía brindar a la orquesta algo muy interesante. La hemos tocado en diversas ocasiones y por eso creo que sabemos sacarle provecho sin que se vuelva monótona, pesada o rutinaria, un peligro en el que es fácil caer.

De las dos propinas que habían preparado para la gira italiana sólo interpretaron 'La Amorosa' de Guridi.

Sí, nos habría gustado tocar El Malambo de Ginastera pero al final sólo hicimos La Amorosa , que habla por sí sola. Es una pieza única, maravillosa, preciosa y celestial. ¡Estoy enamorado de La Amorosa !

Lleva ya unos meses al frente de la dirección artística de la orquesta. ¿Las cosas están saliendo como usted esperaba?

Estamos en una fase amorosa y aún seguimos conociéndonos. La mejor forma de conocer a una orquesta es a través de la música, haciendo conciertos. Ese momento es vital porque es cuando se produce la comunicación y cuando pueden ocurrir cosas ante las que hay que reaccionar. La orquesta está siempre alerta, concentrada, dando todo lo que tiene, pero siento que aún hay muchísimos aspectos por mejorar para que nuestra música sea más especial aún. Podemos hacerlo porque existe el talento, las ganas y la decisión, y los músicos de la OSE son auténticos profesionales. Ya vendrá, para mí es un placer saber que aún tenemos un montón de cosas por conseguir. No sé cuándo llegará el momento, pero al paso que vamos no creo que tarde demasiado.

Si tuviera que elegir el destino de la próxima gira de la OSE, ¿cuál sería?

Hay cantidad de sitios en los que me gustaría dirigir a la orquesta: Berlín, Londres, Estados Unidos... Personalmente, además, me gustaría poder hacer una gira por Colombia, para que mis amigos y familiares puedan disfrutar del trabajo de la OSE.

"El matrimonio entre la OSE y Andrés Orozco-Estrada es fantástico"

El director general de la OSE, Iñigo Alberdi, celebró que la gira por Monza, Milán y Cremona sirviera para que la orquesta esté "presente en el circuito italiano". El balance es, a su juicio, muy positivo, aunque reconoce que la experiencia fue dura, "con un ritmo de trabajo muy exigente". La ubicación del hotel que a primeros de marzo sirvió de cuartel general a la formación vasca no fue la mejor, debido, según sus responsables, a que esos días se celebraba la Semana de la Moda de Milán y a que conseguir alojamiento era más difícil y caro. Como consecuencia de ello, los músicos tuvieron que hacer demasiados kilómetros en autobús todos los días, lo cual les impidió llegar a los conciertos suficientemente descansados.

Sin embargo, nada de eso mermó la capacidad musical de una orquesta que derrochó talento en los escenarios italianos donde ofreció un total de cinco conciertos. En todos ellos el aplauso del público fue la nota dominante.

Preguntado por los destinos de futuras giras, Alberdi responde que "el matrimonio entre la orquesta y su nuevo titular, Andrés Orozco-Estrada, es fantástico", por lo que "el objetivo en esta etapa apasionante con el nuevo maestro es profundizar en esa relación".

Intercambio Alberdi también valora positivamnete la política de intercambios de la OSE, cuya próxima cita tendrá lugar en abril, cuando la Orquesta Sinfónica de Milán devuelva la visita a Euskadi.

18 marzo 2009

Entrevista con Omara Portuondo en Donostia


El lunes, un día antes de entrevistar a Omara Portuondo, volví a ver Buena Vista Social Club, la película que Wim Wenders dirigió a partir del álbum que Ry Cooder grabó en La Habana con un grupo de músicos cubanos de desbordante talento. Disfruté tanto como la primera vez que contemplé sus imágenes en la soledad de los cines Astoria, aunque esta vez la proyección tuvo un cierto poso de tristeza. Buena parte de los protagonistas del filme han fallecido -Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Rubén González, Cachaíto López- y ello hace que se congele la sonrisa que provocan múltiples secuencias memorables, como la del dúo Ferrer-Portuondo interpretando el hermoso bolero Silencio.

Afortunadamente, algunos artistas del club como Eliades Ochoa, Manuel Guajiro Mirabal o la propia Omara continúan en la carretera. Esta última presentará Gracias, su último álbum, el día 4 de abril en el Kursaal de Donostia. Ayer, precisamente, esta joven de 78 años visitó estos lares y fue un placer compartir charla con una dama tan amable, socarrona y fotogénica.

Pasen y lean.


"Todavía siento un terror tremendo cuando llega el momento de salir al escenario"

Portuondo, la gran dama de la canción cubana, inicia mañana en Rouen (Francia) una nueva gira internacional que le llevará por Austria, Suiza y Bahrein. El 4 de abril recalará en el Kursaal donostiarra para presentar 'Gracias', el álbum con el que celebra 60 años sobre las tablas

Omara Portuondo, 78 años, vive una segunda juventud desde que en los 90 fue reclutada para el proyecto Buena Vista Social Club, el disco de Ry Cooder que Win Wenders convirtió en exitosa película. Ahora da las gracias a todos los que le han acompañado en una singladura de más de seis décadas.

¿Desde cuándo se recuerda cantando?

Desde que era niña. Yo bailaba con la música de las orquestas que sonaban por la radio. Mis padres, que eran aficionados, me enseñaron canciones como Veinte años y La Bayamesa , que todavía hoy forman parte de mi repertorio. Recuerdo a mi madre fregando y cantando a dos voces con mi padre. Ellos sabían que yo sería artista y que representaría a la cultura del país.

No es muy común que los padres apoyen las veleidades artísticas de los hijos...

En mi caso puedo decir que no sólo me apoyaron, sino que me animaron. Y eso que en aquel tiempo había muchos prejuicios en torno a los artistas. Fíjese, los hombres que en aquella época estudiaban piano eran considerados homosexuales. (Risas) Mi padre, antes de ser jugador de béisbol profesional, trabajó de tramoyista en un teatro, y conoció a todos los artistas. Estaba familiarizado con ese mundo.

¿Qué puede contar sobre su formación?

Nunca estudié música... En la escuela estuve en un coro de canto que influyó mucho en mi formación. Y luego destacaría a mi padre, que me enseñó a hacer segundas voces. Mi casa era un lindo hogar, no había lujos y algunas veces no teníamos para comer. Bebíamos agua con azúcar para tomar fuerzas, pero era todo tan bonito que nunca veíamos ningún problema.

Y llegó la profesionalización.

En los 40 canté durante un tiempo en un conjunto de filin , un estilo que en realidad era una versión cubanizada de la bossa nova con algunas pinceladas de jazz norteamericano. Íbamos a cantar a una casa lejos del centro que no tenía dinero para pagar la luz, y los músicos seguían tocando a oscuras cuando anochecía. Después pasé quince años, de 1952 a 1967, en el cuarteto vocal Las d'Aida, que fue una experiencia absolutamente maravillosa. Qué más podía pedir si todo lo tenía... Hacíamos distintos espectáculos, y también cantábamos en la radio y en la televisión. Me fui relacionando con unos y con otros ... De hecho, a los músicos del Buena Vista Social Club los conocí mucho antes de grabar el disco de Ry Cooder en los 90.

¿Cómo le gusta definirse?

Como una gordita a la que le gusta mucho el dulce. Me gusta el deporte, hacer ejercicio, y adoro la música, tanto la clásica como la popular. También me gusta la danza y el ballet clásico. ¡Yo bailé en el Tropicana! Ya apenas leo, pero admiro mucho a los escritores y a los pintores... Me defino como una persona sencilla, normal, a la que le gusta su trabajo: cantar. Mis necesidades son normales y no me gustan las cosas de marca. Tengo algunos trajes para mis actuaciones pero para estar en casa prefiero prendas con las que me sienta cómoda.

¿Se considera presumida?

En las actuaciones sí. Me siento muy femenina y me encanta haber nacido mujer. Lo siento por ustedes los hombres pero prefiero ser mujer. También me hace muy feliz haber sido madre de un niño, Ariel Jiménez, que ahora trabaja conmigo y es mi manager. No me gusta fumar, ni beber alcohol. No me gustan las fiestas. Prefiero hablar tranquilamente con los amigos de música o ir a un concierto con alguien.

¿Es usted tan natural en su barrio como se le veía en la película 'Buena Vista Social Club'?

Tal cual. Voy por la calle y la gente me saluda, me pregunta dónde actúo... Es que el cubano es muy sociable. Y a mí me gusta ser así, no de un modo forzado, sino espontáneo. Toda la gente que trabaja en la música en Cuba se conoce y si alguien me propone cantar con él siempre estoy dispuesta a hacerlo.

¿Le interesan las nuevas músicas?

Bueno. Por ejemplo, no me gusta el reggaeton, lo oigo pero no participo de él.

Cachaíto, el bajista recientemente fallecido que colabora en su disco 'Gracias', grabó un álbum propio con instrumentos modernos y arreglos electrónicos. ¿No le interesa intentar una experiencia similar?

Sinceramente, a mí ese disco nunca me gustó. Era un bajista fabuloso y podría haber sacado mucho más partido a ese trabajo, creo que él mismo no estuvo cómodo. Yo he cantado cosas con música hecha por ordenador y en Cuba, hace uno o dos años, canté un hip hop acompañada, eso sí, por instrumentos tradicionales. No sólo hago boleros. También he actuado con orquestas sinfónicas, me gusta cantar a capella...

¿Y con qué actitud sale al escenario a los 78 años?

Cuando llega el momento de salir al escenario siempre siento un terror tremendo. Este disco lo hemos trabajado bastante, pero antes de cantar a veces me sube la tensión. Desde las giras de Buena Vista Social Club llevamos siempre un médico con nosotros. Y sí, todavía me pongo nerviosa antes de salir al escenario.

Ese proyecto, 'Buena Vista Social Club', les ha dado una segunda vida artística.

Sí, y en los conciertos les reservo un recuerdo especial, sobre todo para Ibrahim Ferrer, excelente como cantante y como persona. Y para Compay Segundo, que murió con 95 años. Tenía esa voz tan tremenda y era muy espontáneo, con mucha chispa.

Abre su disco con un guiño a Pablo Milanés: 'Amo esta isla, soy del Caribe / Jamás podría pisar tierra firme / Porque me inhibe'. ¿Cómo ve la situación política de la isla con Raúl de sucesor de Fidel Castro?

Raúl es hermano de Fidel, nacieron de la misma madre, estuvieron los dos en la guerrilla y supongo que las cosas continuarán de acuerdo con sus características. No tengo ni idea de si puede haber algún cambio pero creo que todo seguirá más o menos como hasta ahora.

En su álbum canta 'Lo que me queda por vivir'. ¿Cómo quiere pasar el tiempo que le queda por vivir?

Pues me gustaría que fuera como en la canción: "Lo que me queda por vivir será en sonrisas". Soy bastante sociable y me interesa que lo que hago le gusta a la gente.

No quiere usted ni oír hablar de una despedida de los escenarios.

No, todavía no. Necesito hacer todo lo que pueda ahora, porque después no tendré oportunidad de hacerlo. Mientras esté aquí, en este planeta, trataré de cantar. Porque creo que, además, lo hago bien, ¿no?


Cha, cha, chá, qué rica vacilona

OMARA a secas, sin apellido, no necesita presentación. Quizá por eso fue ella misma quien, sin más dilación ni introducción por parte de terceros, dio por comenzada la rueda de prensa que ayer por la mañana ofreció en el Kursaal. Primero recordó los orígenes vascos de su familia -Portuondo - y después preguntó, uno a uno, el nombre de los periodistas presentes. "Y por favor, digan ustedes algo, que parece que sólo hablo yo", se quejó.

Epígrafe
Rueda de prensa con tonadas

Su alocución estuvo salpicada de tonadas con las que animó su comparecencia, como La Sitiera o Hasta siempre, comandante . "Aquí se queda la clara / la entrañable transparencia / de tu querida presencia / Comandante Che Guevara", cantó agitando su fular y sintiéndose socarronamente atraída por el rostro sonrosado de un periodista. Sólo le faltó cantar "Vacilón, qué rico vacilón".

"¿Y qué hace para mantener esa voz tan bonita?", preguntó una periodista. "Comer fruta: papaya, platanitos, guanabana... ¿Saben lo que es?" "Por estos lares somos más de pera y manzana", respondió la prensa. "Pues dicen que el que come manzana siempre gana", replicó Omara, dueña siempre de la última palabra.

Divertidamente coqueta, con su pañuelo y su sempiterno moño, la vocalista se declaró amante de los dulces. Y eso que aún no había degustado las torrijas del restaurante del Kursaal.

Tuvo tiempo para confesar que siempre quiso ser bailarina de ballet para interpretar El cisne negro . En sus años mozos, bailó -y vaya si lo hizo- en el famoso cabaret Tropicana, donde coincidió, entre otras personalidades, con Nat King Cole.

Se le nota profundamente agradecida y de ahí el título de su último disco, Gracias . En él participan artistas como Pablo Milanés, Chico Buarque, Jorge Drexler, Cachaíto, Chucho Valdés y Richard Bona. El 4 de abril su hermosa voz sonará en el Kursaal de Donostia, donde le acompañará un excelente grupo de músicos de jazz: Swami Jr. (guitarra), Harold López Nussa (piano), Felipe Cabrera (contrabajo), Andrés Coayo y Rodney Yllarza Barreto (percusiones).

Convencida de que "la música y el amor son muy imporantes para vivir", cantará composiciones recientes, viejos boleros y temas de Buena Vista Social Club. "Y al final tendrán que cantar Guantanamera conmigo, si ustedes no se oponen".