21 octubre 2010

Concierto de The Swell Season en Donostia


Demasiado bonito

Fecha y lugar.
19/10/10. Victoria Eugenia. Donostia. Intérpretes. Glen Hansard (voz, guitarra), Marketa Irglova (voz, piano), Colm Mac Con Iomaire (violín), Rob Bochnik (guitarra), Joe Doyle (bajo), Graham Hopkins (batería). Incidencias. El grupo telonero fue Doo and the Secret Family.

LA doble cita del martes en el Victoria Eugenia comenzó con una formación cuyo primer trabajo, The Magpie Returned The Ring, lleva apenas una semana en eso que un día se llamó mercado discográfico: Marcus Doo and the Secret Family. Apunten ese nombre porque es difícil recordarlo y porque, ciertamente, prometen. El combo, una torre de babel sonora levantada por individuos de Madrid, Escocia, Francia, EEUU y España, practica una música bipolar que pasa en un periquete de la tempestad post-rock a la calma folk y juguetea con voces y sonidos pregrabados en una fórmula muy interesante. Conviene seguirles la pista.

Tras el descanso llegaron, respaldados por una banda de finos ejecutantes, Glen Hansard y Marketa Irglova. De su debut homónimo, The Swell Season (2006) rescataron piezas como Sleeping, Lies, Leave y, por supuesto, la oscarizada Falling slowly, de la banda sonora de Once, película que ellos mismos protagonizaron. Del segundo álbum, Strict Joy (2009), sonaron In These Arms, The Rain y Fantasy Man, entre otras. El simpático Glen cedió la guitarra magullada que usaba en aquel filme a dos espectadores, Silvia y Carlos, que subieron a cantar y tocar con ellos una canción de su propio grupo, Escuchando Elefantes. Hubo un vibrante homenaje a Van Morrison con la versión de Into the Mystic, un innecesario interludio de violín celta y un discutible colofón con la ranchera Cucurrucucú paloma.

Resulta paradójico que lo mejor y lo peor del directo de The Swell Season sea, a juicio de quien suscribe, su condición de pluscuamperfecto. Su pop-folk de aires irlandeses suena pulcro, limpio y cristalino, con voces y melodías de irreprochable belleza, pero también se escora peligrosamente hacia la reiteración, lo fácil y lo almibarado. Con total justicia, el público los despidió en pie, casi levitando y sin dejar de aplaudir, aunque algunos habríamos preferido temas menos preciosistas como When Your Mind"s Made Up, que mostró una faceta más versátil de un grupo que quizá toca demasiado bonito.

Publicado originalmente aquí.

18 octubre 2010

Resumen resumido del Festival Donostikluba 2010

Música tan cercana que puedes tocarla

QUEDABAN
un par de horas para que el domingo amaneciera cuando el Festival San Miguel Donostikluba (en adelante San Donostikluba) echó el telón hasta el próximo año. Una vez más, han sido varios días de magníficos y variados conciertos que han convertido la Sala Gazteszena en santuario de un público ávido de emociones musicales. La edición de 2010 comenzó el fin de semana pasado con el rap de Gabylonia y la party reggae con la que Morodo y los Revolutionary Brothers cosecharon éxito y llenazo total el viernes. Al día siguiente, Joan Colomo ofreció un sorprendente y lúdico recital a base de voz, guitarra y divertido storytelling, mientras que The Last 3 Lines, Standstill y Eric Fuentes cargaron el ambiente de electricidad e intensidad en un festival en el que el rock no ha estado tan presente como otros años.

El segundo finde de San Donostikluba comenzó el jueves con la actuación de Corazón y el fantástico happening de Single, que sirvió una suculenta ración de pop heterodoxo en la que Ibon Errazkin lució peluquín y Teresa Iturrioz brilló ampliamente, por su maravillosa voz y por los distintos trajes que lució. El viernes, en la noche folk por excelencia, el donostiarra The Indio teloneó con encanto y solvencia al estadounidense Damien Jurado, que protagonizó la más bella y emocionante sesión de esta edición. Actuó sin banda de acompañamiento, sólo con voz, guitarra y dos micros (uno de ellos con efecto de eco), pero sus melodías hicieron estremecerse a un público que acabó estrechando sus manos al final del concierto: una imagen válida para capturar la esencia de un festival en el que la música se disfruta de modo tan cercano que puedes tocarla. También gustó Josh Rouse, que en formato de trío (guitarras y contrabajo) vistió su folk de ritmos latinos, bossa-nova y hasta soul, e hizo los bises al borde del escenario, cantando sin enchufes ni micros en otro momentazo del certamen. Ya el sábado, el más santo de los festivales musicales se despidió a lo grande con las propuestas de Klaus&Kinski, Joe Crepúsculo y el éxtasis ruidista de Triángulo de Amor Bizarro. En 2011, más y mejor. Será difícil pero no imposible para un evento tan necesario y genial como Donostikluba.


17 octubre 2010

Concierto de Guns N' Roses en Donostia



Ni tan encasquillados, ni tan mustios
Fecha y lugar. 10/10/10. Velódromo de Anoeta. Donostia. Intérpretes. Axl Rose (voz), Frank Ferrer (batería), Tommy Stinson (bajo), Richard Fortus (guitarra), Ron Bumblefoot Thal (guitarra), Dizzy Reed (guitarra), Chris Pitman (teclados), Dj Ashba (guitarra). Incidencias. El concierto comenzó con más de dos horas de retraso. La organización contabilizó unos 4.500 espectadores.

ES
un clásico. Cualquier crónica de una actuación de Guns N" Roses incluye forzosamente alusiones al tiempo que la banda tardó en saltar al escenario, y estas líneas, por supuesto, no son una excepción. Una injustificable demora en la llegada de los camiones que transportaban el material escénico a Donostia retrasó el inicio del concierto más de dos horas y provocó que los espectadores tuvieran que hacer cola bajo un respetable aguacero. El público aguantó estoico y, aunque tuviera pleno derecho a mosquearse, no alcanzó el extremo de citas en las que se ha practicado el lanzamiento de botellas contra Axl Rose o incluso se ha arrasado el mobiliario del auditorio.
Al filo de las 21.30 horas, Sebastian Bach, ex vocalista de Skid Row, apareció en escena para protagonizar 60 minutos de heavy canónico: aullidos imposibles, melena al viento y solos guitarreros de infarto. "Estamos muy contentos en la ciudad con el nombre más bello", repetía una y otra vez, feliz por tocar en una localidad que se llama como él.
Los Guns -o lo que queda de ellos, ya que Axl es el único miembro primigenio de la empresa fundada en 1985- salieron arrolladores al ritmo de Chinese Democracy, que presta el título a su último y denostado álbum. De él tocaron media docena de canciones como Sorry, Shackler"s Revenge o Madagascar, que fueron más bien ignoradas por una audiencia ávida de clásicos. El primero, Welcome to the Jungle, no tardó en sonar, y estuvo acompañado por un apabullante despliegue pirotécnico, con proyecciones, llamas y fuegos artificiales. Luego llegó Mr. Brownstone, también de su álbum de debut, Appetite for destruction (1987), que tuvo un especial protagonismo, pues también cayeron It´s So Easy, Rocket Queen, Sweet Child O" Mine, Nightrain y Paradise City. Del díptico Use Your Illusion (1991) tocaron Live and Let Die (la versión de McCartney), You Could Be Mine (de la banda sonora de Terminator 2), November Rain (con Axl al piano) y Knocking on Heaven"s Door (de Bob Dylan). Faltó -lástima- la evocadora Civil War que, sin embargo, sí tocó el disidente Slash en el Azkena Rock de Vitoria de junio.
Se echa en falta la presencia de quien fuera arquitecto del sonido Guns N" Roses -no en vano, uno de los actuales guitarristas, DJ Ashba, parece querer imitarle, en las poses y en el sombrero de copa que cubre su cabeza-, pero Rose hace un buen papel como animal escénico que siempre fue. Algo fondón, con mostacho motero y un amplio catálogo de sombreros y pañuelos, el pelirrojo no llega a algunos agudos, entra y sale constantemente del escenario -quizá para inhalar oxígeno o doparse con solomillo irundarra-, pero por suerte, y en contra de todo pronóstico negativo, conserva su voz en mejor estado del esperado. Y no deja de correr, saltar y bailar durante dos horas y media de trepidante show. Los revólveres de Axl Rose pueden no ser tan mortíferos como en el pasado, pero a juzgar por lo visto y escuchado el domingo, no están tan encasquillados como algunos pregonan. Y tal vez sus rosas no mantengan la frescura y la fragancia de antaño, pero tampoco parece justo asegurar que son flores mustias.
Quizá sea por los prejuicios y las bajas expectativas con las que algunos acudieron al concierto, pero la banda suena enérgica y rotunda, y sus miembros van sobrados de actitud, también en los interludios donde lo mismo rockerizan a James Bond y La Pantera Rosa que evocan el Another Brick in the Wall de Pink Floyd. Aunque muchos de quienes presenciaron la gira de hace cuatro años hablaron de auténtico desastre, los Guns N" Roses de 2010 siguen ofreciendo un espectáculo más que digno tanto para el fan más ultra como para el aficionado de base.
Tras revisitar el Nice Boys de los Rose Tattoo, sonaron, ya en los últimos bises, el baladón Don"t Cry, la versión espídica del Whole Lotta Rosie de AC/DC y el himno Paradise City, que concluyó con más fuegos de artificio y una formidable lluvia de confeti rojo, una suerte de october rain. Para entonces, pocos -por no decir nadie- recordaban ya el retraso de dos horas y daban por amortizados los 60 euskos de la entrada.
Publicado originalmente aquí.

16 octubre 2010

Adiós 'fotero' a Solomon Burke (1940-2010)


Solomona hiru!

El domingo pasado, cuando terminé de rebuscar en el archivo las imágenes de mis tres conciertos de Solomon Burke, me di cuenta de que en cada una de las funciones había empleado cámaras de fotos diferentes. A mi primera vez, en la Plaza de la Trini de Donostia (julio, 2003), llevé mi vieja compacta Olympus; tres años después, también en el Heineken Jazzaldia y en el mismo escenario (julio, 2003), utilicé la Nikon D70s, mi primera réflex digital; y este año, en el Hondarribia Blues Festival (julio, 2010), la Nikon D300. He escogido, casi al azar, una instantánea de cada sesión para formar el tríptico que encabeza estas líneas y que me ha servido para ilustrar este post de tributo que hemos colgado hoy en el blog de Mirarte (Noticias de Gipuzkoa).

Goian bego, Solomon Burke!!!